Con los ojos cerrados en la piedra
la mudez de la herida que avejenta
el peso de la tristeza se asienta.
Todo un poso de silencio es la pieza
ese ruido de fondo es por la inercia
esa quietud que trastoca mi esencia.
Ignoro que baldosa he de pisar
mientras gasto la vida que no vuelve
en sueños oigo una voz singular.
Un latido al otro lado del mar
es entonces que un nuevo amor me envuelve
y en la hierba me invita ahora a jugar.
Felicidades!
Muchas gracias por detenerte. Un abrazo
Un pedazo tremendo de poesía de la buena. Enhorabuena, poeta.
Muchas gracias por detenerte en mis versos.
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Muchas gracias por detenerte en mis letras.